Los síntomas de las mujeres prostituidas y víctimas de trata, están directamente relacionados a los trastornos de estrés postraumático, similar al que pueden presentar víctimas de secuestro, de agresión sexual, maltratos extremos y/o violencia doméstica.
Cuando alguien es secuestrado y permanece por tiempo indefinido únicamente en compañía de sus captores puede desarrollar lazo afectivo hacia ellos. Esta situación es conocida como síndrome de Estocolmo.
La psicóloga Lilian Lienhardt asevera que "La mujer abusada cree ser merecedora del control que ejerce sobre ella el maltratador, acepta su culpabilidad por la violencia recibida y en consecuencia, también percibe ser culpable del maltrato”.
El afán de supervivencia de una mujer prostituida la lleva a buscar cualquier expresión de empatía o afecto hacia ella en la conducta del abusador. Así es como se llena de esperanza pensando que él no la maltratará más.
Las mujeres prostituidas no pueden escapar de este tipo de situaciones violentas, están completamente desprotegidas y apresadas. Cotidianamente se enfrentan a estas situaciones destructivas, reciben malos tratos y amenazas de muerte.
Aún después de haberse liberado, estas situaciones dejan huellas muy profundas en las mujeres prostituidas, que perduran por muchos años y dejan grandes secuelas psicofísicas difíciles de reparar.
Lucrecia Constante.
4 de abril de 2012, 1:37
Madre del amor hermoso, qué de gansadas.