Creado en el año 2006 por la empresa japonesa Illusion, el videojuego Rapelay (“rape” en inglés significa violación) propone divertirse violando en pantalla 3D desde una mujer adulta hasta una niña de diez años, ya sea en un subte, un tren o en el parque. Cuanta mayor cantidad de violaciones y abusos cometa el jugador, avanzará a niveles en los que deberá obligar a las víctimas a abortar para luego convertirlas en sus esclavas sexuales.
Aunque la empresa asegura que fue diseñado para un público mayor de 18 años y para ser comercializado en su país de origen, copias ilegales circulan por la web y están disponibles para la descarga gratuita de niños en todo el mundo.
El juego que se basa en el accionar de un hombre que al salir de la cárcel busca vengarse de la adolescente que lo denunció por intento de violación de una amiga, abusando de la joven, su madre y la hermana de 12 años, se trata de otro invento de los creadores de Battle Raper, el videojuego de peleas que incluyen desnudar, amarrar y hasta forzar relaciones sexuales con personajes femeninos.
Catalogado por el Ministerio de Justicia de la Nación como una “clara apología de los delitos de abuso sexual, violación, torturas, discriminación contra la mujer y pederastia”, Rapelay ya fue prohibido en Argentina, penada su venta y comercialización por el Código Penal.
No es el primer videojuego japonés que debe ser prohibido. Hace años, China pidió el retiro del mercado del juego Esclavas del pabellón rojo, en el que jóvenes eran vendidas como esclavas sexuales y atadas con cadenas. Sin embargo, pese a las prohibiciones legales, los juegos continúan circulando por el mercado ilegal, porque aún hay quienes encuentran “diversión” en el jugarlos.
26 de abril de 2010, 9:32